Cuando alguien piensa en carencia, suele pensar en la falta de algún nutriente, especialmente de las vitaminas, con la consiguiente afección que ello conlleva. Sin embargo, este término tiene numerosas acepciones y, en lo que concierne a los seguros de cuadro médico, el significado es totalmente distinto.
La Real Academia de la Lengua Española (RAE), define las carencias en su segunda acepción como:
2. f. En un seguro, período en el que el cliente nuevo no puede disfrutar de determinados servicios ofrecidos.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE)
Es decir, una carencia es el período inicial durante el cual no podremos acudir a ciertos de los tratamientos, consultas o intervenciones quirúrgicas, a pesar de que las hayamos contratado con nuestro seguro.
¿Para qué les sirve la carencia a las aseguradoras?
Aunque suene redundante, la carencia es un seguro para la aseguradora. Mediante este procedimiento, las compañías certifican que no has contratado sus pólizas con una enfermedad o un estado sanitario previo (como un embarazo).
De este modo, solo aportarán sus servicios para necesidades surgidas una vez hayamos contratado nuestra póliza, evitando así que nos aprovechemos de la falta de pruebas previas que se realizaban antaño antes de la contratación.
Así, evitan que una embarazada contrate un seguro para cubrir su embarazo, o que lo haga una persona con una lesión muscular para acudir al fisioterapeuta al día siguiente de firmar la póliza.
¿Tienen carencia todos los seguros de cuadro médico?
La respuesta corta es NO. Aunque en el caso de los seguros en general, no suele haber carencia salvo excepciones, esta es una característica común de los seguros médico. Sin embargo, son muchas las pólizas médicas que dan acceso total a los servicios desde un inicio, siempre que estemos dispuesto a pagar por ellas.
Además, cabe destacar que en caso de urgencia médica, la ley esta de nuestra parte. Si necesitamos de un tratamiento urgente, podremos recibirlo a pesar de que estemos en período de carencia legalmente. Después tendremos que justificar nuestra situación para certificar la cobertura, pero ya habremos sido tratado apropiadamente.
¿Cuáles son las carencias más habituales?
Por lo general, las carencias se estipulan en servicios de embarazo, aunque hay muchos más casos que pueden conllevar este período de abstención de servicios, como son los siguientes:
Servicio del cuadro médico | Período de carencia |
Prueba diagnóstica de alta tecnología | 3 o 4 meses |
Paliativos del dolor | de 3 a 6 meses |
Oncología, medicina cardiovascular, diálisis, etc. | de 3 a 10 meses |
Servicios de rehabilitación | 6 meses |
Tratamientos de planificación familiar (fertilidad o prevención) | 6 meses |
Eliminación de cálculos renales | 6 meses |
Osteopatía | 6 meses |
Parto, postparto y embarazo | 10 meses |
Cirugía de tratamiento de la obesidad | hasta 24 meses |
Segunda opinión médica | de 3 a 6 meses |
Reproducción asistida | 2 meses |
Cirugía sin hospitalización | de 3 a 6 meses |
Cirugía con hospitalización | 6 meses |
Servicio de prótesis ortopédicas | 6 meses |
Análisis clínicos complejos | de 3 a 6 meses |
Transplantes | 12 meses |
Vasectomía o ligaduras detrompas | 8 meses |
A pesar de que estos datos están bastante ajustados a la realidad, se trata de aproximaciones medias de las distintas aseguradoras y sus pólizas de diferente nivel de servicios.
Por ello, siempre vale la pena leer detenidamente el contrato del seguro de cuadro médico antes de firmarlo. Así evitaremos sorpresas en caso de carencias de las que no esperábamos su existencia o su prolongación en el tiempo.
Más vale prevenir que curar
Ahora que conoces en que consisten las carencias y los principales tipos y duraciones de esta supresión temporal del servicio, solo queda saber qué reflexión obtenemos. En este caso, y como siempre aconsejamos desde Cuadro-medico.net, la mejor estrategia es la anticipación.
Esperar a que tengamos una dolencia o la necesidad de un tratamiento de cualquier tipo de los anteriormente mencionados, solo desembocará en pagar para esperar. Por ello, los seguros médicos suponen una inversión para nuestra economía familiar.
La salud es nuestro mayor tesoro y, por ello, ahorrar en tiempo de tratamientos evitando listas de espera, es cuidar nuestro patrimonio. Máxime cuando ciertos tratamientos ni siquiera son provistos por la Seguridad Social y nos ahorraremos los a menudo elevados costes de pagarlos en el sector privado.